domingo, 9 de febrero de 2020

ENSAYO: DIVORCIO ENTRE LA EDUCACIÓN ESCOLAR Y LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


DIVORCIO ENTRE LA EDUCACIÓN ESCOLAR Y LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA PERUANA
Denis Frank Galindo Pérez[1]

“… siempre he pensado que la escuela la hacen, en primer lugar, los profesores”
DANIEL PENNAC[2]

Es innegable que la educación es la base para el desarrollo de un país, en especial la educación básica que aporta la formación básica a los estudiantes, para luego dar paso a la universidad, en cual el estudiante elige, bajo su afinidad, lo que deseara estudiar y para posteriormente valerse de ello y contribuir con nuestra sociedad. Esta secuencia es muy importante porque genera el desarrollo de la persona a nivel, social, psicomotor, cognitivo, teórico – práctico y en valores.
Ahora bien, es cierto que la escuela y la universidad, en teoría, cumplen el mismo rol, pero en la práctica, aparentemente hay una gran diferencia entre lo que enseña la escuela y lo que pide la universidad, para que un estudiante pueda ingresar a la misma. ¿Qué pasa cuando un estudiante que ha terminado la escuela no puede ingresar a la universidad?, ¿cuáles son las causas del porqué no puede ingresar?, ¿sí tiene el mismo fin, por qué hay esa brecha tan notoria?, ¿quién es el responsable?, ¿o solo el estudiante debe verse ser el único afectado y sumido en la depresión?
Hoy en día la pedagogía educativa ha ido mejorando, diseñando nuevo enfoques y estrategias para generar un aprendizaje. La educación peruana, por su parte, está enfatizando una visión constructivista en la cual el estudiante se valga de medios y materiales para construir su aprendizaje y a la vez hacerlo significativo. El dilema latente es que la universidad estatal filtra su ingreso de estudiantes con un examen de admisión en la cual no se evalúa el desarrollo de las competencias que los estudiantes aprendió en las escuelas estatales de nuestro país. Es por ello el uso del término “divorcio” debido a que están separados, con visiones aparentemente distintas y que el hijo (el estudiante) no sabe qué hacer para poder conciliar con ambos.
Pero entonces la intención no es satanizar a la universidad, como el antagonista de la educación, debe entenderse que esta solo quiere a un estudiante con profundos conocimientos básicos para poder continuar y desarrollar ciencia. Pero, tal vez debería admitir que pudiera modificar su examen para evaluar, sí conocimientos profundos, pero también el desarrollo de competencias, porque un estudiante universitario no solo debe ser un buen ente académico sino también competente y reflexivo.
Hay muy buenos estudiantes con grandes competencias pero que se vieron negados porque de repente no recordaron la fórmula matemática u olvidaron el nombre del autor de una determinada obra. Pero también hay grandes estudiantes que tiene un nivel intelectual elevado y que cuando sale a trabajar no concilia con sus compañeros de trabajo o no sabe resolver situaciones que se le presenten, entonces he allí se consideraría un fracaso en la formación universitaria del estudiante. Cabe resaltar que siempre todo extremo ha traídos consecuencias negativas, entonces un estudiante no solo debe ser competente, sino también debe manejar a profundidad los conocimientos de su especialidad. El sentido común entonces dicta buscar el equilibrio adecuado para encontrar a los estudiantes que cumplan adecuadamente con estos requerimientos.
Una propuesta solución sería, sujeta a modificaciones, del total de 100 preguntas, el cual tiene un examen ordinario normal, se debería tener en cuenta lo siguiente:
a)    20 % preguntas de Razonamiento Verbal.
b)    20 % preguntas de Razonamiento Matemático.
c)    40 % preguntas a fines de su facultad a la cual postula.
d)    20 % preguntas de Casuística: En cual pone en juego sus competencias para resolver situaciones que requiera uso de los contenidos académicos aprendidos en la educación básica regular.
Con ello, el ingreso garantizaría a un estudiante con alto nivel académico, pero que también desarrolle competencias necesarias para poder desenvolver en la universidad como líderes y posteriormente en nuestra sociedad.
Ante ello, una parte de la educación privada, ofrece a la población una educación con alta calidad académica, con estudiantes que llevan múltiples cursos e incluso temas que se tomarán en los primeros ciclos de la universidad, sumado a que, a partir del 4to o 5to año secundaria se preparados constantemente con la resolución de exámenes de admisión de variadas universidades, teniendo en cuenta las cartillas y tiempo de resolución. Ello indudablemente dota a sus estudiantes un porcentaje más elevado de probabilidad de ingreso, porque se acostumbran a ese ritmo y en la fecha de examen no sufren de pánico por ya conocer esa situación. ¿Pero acaso, el estado no puede, con la economía y logística adecuada, llenar ese vacío que sabe que está dejando de lado? Con la intención de que sus estudiantes tengan las mismas probabilidades como un estudiante de educación privada y que inclusive sobresalgan porque también manejan variadas competencias.
Queda claro que educación estatal básica tiene todavía mucho por mejorar porque, si bien es cierto, está enfatizando en nuevos enfoques, pero que en la práctica no todos los docentes de la educación pública no lo cumplen, o bien lo transmite, pero de forma errónea por su deficiente preparación o motivación nula por mejorar la educación. Existe una falta de autocrítica formadora del docente sobre su trabajo en aula, muchos solo esperan con ansias su jubilación, no teniendo ninguna motivación o expectativa por mejorar su preparación académica o profesional; otros, renegados de su carrera; dedicándose o priorizando otras labores, sin darle la mínima importancia al “sueldo seguro” que otorga el sistema educativo. Obviamente no sería justo generalizar, hay un grupo realmente de docentes comprometidos con la educación, lastimosamente no es el porcentaje mayor. Eso se ve reflejado en los bajos números en las evaluaciones de control que a pesar de tanto año de implantado estos enfoques no hemos generado un cambio notorio en la educación peruana.
Hay un error notorio en el concepto de creer en que “calidad educativa” en quién sabe más conceptos o fechas; sino, calidad educativa debe ser el quien ponga en práctica de la mejor manera los conocimientos adquiridos en su formación. Aún tenemos esa formación memorista, producto de mano de obra, que no tiene capacidad de análisis o de generar ciencia los cuales no ha llevado a ser siempre un país subdesarrollado dependientes del primer mundo y solo exportador de materias primas en minerales o productos agrícolas. El alumno egresado en su mayoría sale de las aulas sin ninguna competencia útil, no puede emplearse en una empresa moderna, no tiene formación para realizar su propio negocio. Muchos se emplean vendiendo su fuerza física para trabajos menores, este tipo de empleo está siendo despreciado en el mercado porque no tiene un mínimo de competencias, en fin, nuestra escuela no prepara para el mundo laboral ni para la vida. La sociedad peruana tiene grandes problemas como son la pobreza, la desigualdad, la miseria, la desatención en salud, el desempleo, la deuda externa, la desatención por parte del estado y otros problemas conexos que arrastra nuestro país. Todo ello golpea a casi la mitad de la población y en especial a los infantes y niños, viéndose severos casos de desnutrición infantil que afectan el normal desarrollo de las labores y por ende en los aprendizajes. Es preciso señalar que la extrema pobreza, gente que supervive en condiciones infrahumanas, afecta a la cuarta parte de la población nacional está ubicada en las zonas alejadas y periféricas de las grandes urbes. Entonces he aquí el rol de la educación básica, en formar entes pensamiento crítico, reflexivo y que tengan la capacidad de crear. Sumado al aporte económico del estado conllevaría a con el tiempo procesemos nuestra materia prima y exportemos productos derivados y que este conllevaría el desarrollo de nuestro país.
El trabajo conjunto de la educación básica regular con la universidad permitiría la continuidad de un estudiante con un perfil definido, evitando la frustración de algunos estudiantes que no pudieron ingresar por el no saber un dato memorístico. Se debe aclarar que eso no significa que la universidad estatal debe bajar su nivel académico para permitir el ingreso, claro que no, al contrario, debe mantener y recibir el respaldo para poder seguir con la mejora educativa. Algunas universidades estatales o privadas arrojan egresados mediocres. Las universidades privadas se lucran con la educación. Estas instituciones sin control estatal ofertan gran cantidad de vacantes; acciones que están completamente descontextualizadas de la realidad, respaldadas con legislaciones amañadas, autonomías mal utilizadas y falta de regulaciones. Ante ello el estado entonces debe seguir apoyando a la SUNEU para la fiscalización de las universidades y garantizar que cumplan los estándares de calidad. En nuestra educación abundan, pululan, los parásitos de la mediocridad que comercializan con la educación, sin tener calidad académica. En el tema de las universidades privadas: “Del 100% de vacantes ofertadas por los institutos pedagógicos públicos y privados con la nota mínima aprobatoria de catorce, solo ingreso el 3% los demás no llegaron ni siquiera a la nota mínima”. Ese mismo sistema se debe implantar para los colegios privados, que en vista de las carencias de la educación básica se valen de esto para poder llenar ese vacío, eso es algo meritorio; sin embargo, no todos cumplen la calidad académica, algunos carecen de una currícula adecuada o una infraestructura que garantice la seguridad de sus educandos.
En conclusión  hay una labor titánica aún para mejorar la educación en nuestro país, pero para poder ver los resultados de los enfoques que se han venido implantando la universidad debe continuarlos y, si fuera necesario, perfeccionarlo promoviendo así el desarrollo integral de la ciencia. Se debe tener en cuenta que también las capacidades que propone al educación básica regular se debe fusionar, en la universidad, con el desarrollo del pensamiento científico, a fin de formar profesionales competentes que no solo sirvan de mano de obra para las grandes empresa extrajeras, sino que también generen la propia y trabajen las materias primas que tenemos en nuestro país.

           







REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

·         AranzamediI Ninacondor, L. (2008). Crisis universitaria. Arequipa: ADRUS.
·         Encinas, J. (1959). Un ensayo de la Escuela Nueva en el Perú. Lima: Minerva.







[1] Denis Frank Galindo Pérez. Lic. Lengua y Literatura.  Postgrado. Educación y Desarrollo. Febrero de 2020.
[2] Daniel Pennacchioni. Escritor francés. Docente de Literatura. Ganador del Premio Renaudot. Libro: “Mal de escuela” – 2007.

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