DIVORCIO ENTRE LA EDUCACIÓN ESCOLAR Y LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA PERUANA
Denis
Frank Galindo Pérez[1]
“…
siempre he pensado que la escuela la hacen, en primer lugar, los profesores”
DANIEL PENNAC[2]
Es
innegable que la educación es la base para el desarrollo de un país, en
especial la educación básica que aporta la formación básica a los estudiantes,
para luego dar paso a la universidad, en cual el estudiante elige, bajo su
afinidad, lo que deseara estudiar y para posteriormente valerse de ello y
contribuir con nuestra sociedad. Esta secuencia es muy importante porque genera
el desarrollo de la persona a nivel, social, psicomotor, cognitivo, teórico –
práctico y en valores.
Ahora
bien, es cierto que la escuela y la universidad, en teoría, cumplen el mismo
rol, pero en la práctica, aparentemente hay una gran diferencia entre lo que
enseña la escuela y lo que pide la universidad, para que un estudiante pueda
ingresar a la misma. ¿Qué pasa cuando un estudiante que ha terminado la escuela
no puede ingresar a la universidad?, ¿cuáles son las causas del porqué no puede
ingresar?, ¿sí tiene el mismo fin, por qué hay esa brecha tan notoria?, ¿quién
es el responsable?, ¿o solo el estudiante debe verse ser el único afectado y
sumido en la depresión?
Hoy
en día la pedagogía educativa ha ido mejorando, diseñando nuevo enfoques y
estrategias para generar un aprendizaje. La educación peruana, por su parte, está
enfatizando una visión constructivista en la cual el estudiante se valga de
medios y materiales para construir su aprendizaje y a la vez hacerlo
significativo. El dilema latente es que la universidad estatal filtra su
ingreso de estudiantes con un examen de admisión en la cual no se evalúa el
desarrollo de las competencias que los estudiantes aprendió en las escuelas
estatales de nuestro país. Es por ello el uso del término “divorcio” debido a
que están separados, con visiones aparentemente distintas y que el hijo (el
estudiante) no sabe qué hacer para poder conciliar con ambos.
Pero
entonces la intención no es satanizar a la universidad, como el antagonista de
la educación, debe entenderse que esta solo quiere a un estudiante con
profundos conocimientos básicos para poder continuar y desarrollar ciencia.
Pero, tal vez debería admitir que pudiera modificar su examen para evaluar, sí
conocimientos profundos, pero también el desarrollo de competencias, porque un
estudiante universitario no solo debe ser un buen ente académico sino también competente
y reflexivo.
Hay
muy buenos estudiantes con grandes competencias pero que se vieron negados
porque de repente no recordaron la fórmula matemática u olvidaron el nombre del
autor de una determinada obra. Pero también hay grandes estudiantes que tiene
un nivel intelectual elevado y que cuando sale a trabajar no concilia con sus
compañeros de trabajo o no sabe resolver situaciones que se le presenten,
entonces he allí se consideraría un fracaso en la formación universitaria del
estudiante. Cabe resaltar que siempre todo extremo ha traídos consecuencias
negativas, entonces un estudiante no solo debe ser competente, sino también
debe manejar a profundidad los conocimientos de su especialidad. El sentido
común entonces dicta buscar el equilibrio adecuado para encontrar a los estudiantes
que cumplan adecuadamente con estos requerimientos.
Una
propuesta solución sería, sujeta a modificaciones, del total de 100 preguntas,
el cual tiene un examen ordinario normal, se debería tener en cuenta lo
siguiente:
a) 20
% preguntas de Razonamiento Verbal.
b) 20
% preguntas de Razonamiento Matemático.
c) 40
% preguntas a fines de su facultad a la cual postula.
d) 20
% preguntas de Casuística: En cual pone en juego sus competencias para resolver
situaciones que requiera uso de los contenidos académicos aprendidos en la
educación básica regular.
Con
ello, el ingreso garantizaría a un estudiante con alto nivel académico, pero
que también desarrolle competencias necesarias para poder desenvolver en la
universidad como líderes y posteriormente en nuestra sociedad.
Ante
ello, una parte de la educación privada, ofrece a la población una educación
con alta calidad académica, con estudiantes que llevan múltiples cursos e
incluso temas que se tomarán en los primeros ciclos de la universidad, sumado a
que, a partir del 4to o 5to año secundaria se preparados constantemente con la
resolución de exámenes de admisión de variadas universidades, teniendo en
cuenta las cartillas y tiempo de resolución. Ello indudablemente dota a sus
estudiantes un porcentaje más elevado de probabilidad de ingreso, porque se
acostumbran a ese ritmo y en la fecha de examen no sufren de pánico por ya
conocer esa situación. ¿Pero acaso, el estado no puede, con la economía y
logística adecuada, llenar ese vacío que sabe que está dejando de lado? Con la
intención de que sus estudiantes tengan las mismas probabilidades como un
estudiante de educación privada y que inclusive sobresalgan porque también
manejan variadas competencias.
Queda claro que educación estatal
básica tiene todavía mucho por mejorar porque, si bien es cierto, está
enfatizando en nuevos enfoques, pero que en la práctica no todos los docentes
de la educación pública no lo cumplen, o bien lo transmite, pero de forma
errónea por su deficiente preparación o motivación nula por mejorar la
educación. Existe una falta de autocrítica formadora del docente sobre su
trabajo en aula, muchos solo esperan con ansias su jubilación, no teniendo ninguna motivación o expectativa por mejorar su
preparación académica o profesional; otros, renegados de su carrera;
dedicándose o priorizando otras labores, sin darle la mínima importancia al
“sueldo seguro” que otorga el sistema educativo. Obviamente no sería justo
generalizar, hay un grupo realmente de docentes comprometidos con la educación,
lastimosamente no es el porcentaje mayor. Eso se ve reflejado en los bajos
números en las evaluaciones de control que a pesar de tanto año de implantado
estos enfoques no hemos generado un cambio notorio en la educación peruana.
Hay
un error notorio en el concepto de creer en que “calidad educativa” en quién
sabe más conceptos o fechas; sino, calidad educativa debe ser el quien ponga en
práctica de la mejor manera los conocimientos adquiridos en su formación. Aún
tenemos esa formación memorista, producto de mano de obra, que no tiene
capacidad de análisis o de generar ciencia los cuales no ha llevado a ser
siempre un país subdesarrollado dependientes del primer mundo y solo exportador
de materias primas en minerales o productos agrícolas. El alumno egresado en su
mayoría sale de las aulas sin ninguna competencia útil, no puede emplearse
en una empresa moderna, no tiene formación para realizar su
propio negocio. Muchos se emplean vendiendo su fuerza física
para trabajos menores, este tipo de empleo está siendo despreciado en el
mercado porque no tiene un mínimo de competencias, en fin, nuestra escuela no
prepara para el mundo laboral ni para la vida. La sociedad peruana
tiene grandes problemas como son la pobreza, la desigualdad, la
miseria, la desatención en salud, el desempleo, la deuda externa,
la desatención por parte del estado y otros problemas conexos
que arrastra nuestro país. Todo ello golpea a casi la mitad de
la población y en especial a los infantes y niños,
viéndose severos casos de desnutrición infantil que afectan el normal
desarrollo de las labores y por ende en los aprendizajes. Es preciso señalar
que la extrema pobreza, gente que supervive en condiciones infrahumanas, afecta
a la cuarta parte de la población nacional está ubicada en las zonas alejadas y
periféricas de las grandes urbes. Entonces he aquí el rol de la educación
básica, en formar entes pensamiento crítico, reflexivo y que tengan la
capacidad de crear. Sumado al aporte económico del estado conllevaría a con el
tiempo procesemos nuestra materia prima y exportemos productos derivados y que
este conllevaría el desarrollo de nuestro país.
El
trabajo conjunto de la educación básica regular con la universidad permitiría
la continuidad de un estudiante con un perfil definido, evitando la frustración
de algunos estudiantes que no pudieron ingresar por el no saber un dato
memorístico. Se debe aclarar que eso no significa que la universidad estatal
debe bajar su nivel académico para permitir el ingreso, claro que no, al contrario,
debe mantener y recibir el respaldo para poder seguir con la mejora educativa. Algunas
universidades estatales o privadas arrojan egresados mediocres. Las
universidades privadas se lucran con la educación. Estas instituciones sin
control estatal ofertan gran cantidad de vacantes; acciones que están
completamente descontextualizadas de la realidad, respaldadas con legislaciones
amañadas, autonomías mal utilizadas y falta de regulaciones. Ante ello el
estado entonces debe seguir apoyando a la SUNEU para la fiscalización de las
universidades y garantizar que cumplan los estándares de calidad. En nuestra
educación abundan, pululan, los parásitos de la mediocridad que comercializan
con la educación, sin tener calidad académica. En el tema de las universidades
privadas: “Del 100% de vacantes ofertadas por los institutos pedagógicos
públicos y privados con la nota mínima aprobatoria de catorce, solo ingreso el
3% los demás no llegaron ni siquiera a la nota mínima”. Ese mismo sistema se
debe implantar para los colegios privados, que en vista de las carencias de la
educación básica se valen de esto para poder llenar ese vacío, eso es algo
meritorio; sin embargo, no todos cumplen la calidad académica, algunos carecen
de una currícula adecuada o una infraestructura que garantice la seguridad de
sus educandos.
En
conclusión hay una labor titánica aún
para mejorar la educación en nuestro país, pero para poder ver los resultados
de los enfoques que se han venido implantando la universidad debe continuarlos
y, si fuera necesario, perfeccionarlo promoviendo así el desarrollo integral de
la ciencia. Se debe tener en cuenta que también las capacidades que propone al
educación básica regular se debe fusionar, en la universidad, con el desarrollo
del pensamiento científico, a fin de formar profesionales competentes que no
solo sirvan de mano de obra para las grandes empresa extrajeras, sino que
también generen la propia y trabajen las materias primas que tenemos en nuestro
país.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
·
AranzamediI Ninacondor, L. (2008). Crisis universitaria.
Arequipa: ADRUS.
·
Encinas, J. (1959). Un
ensayo de la Escuela Nueva en el Perú. Lima: Minerva.
[1] Denis Frank Galindo Pérez.
Lic. Lengua y Literatura. Postgrado.
Educación y Desarrollo. Febrero de 2020.
[2] Daniel Pennacchioni.
Escritor francés. Docente de Literatura. Ganador del Premio Renaudot. Libro:
“Mal de escuela” – 2007.